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7 consejos para aumentar la retención estudiantil en tiempos del COVID

¿Sabías que las tasas de retención estudiantil y persistencia durante la pandemia del COVID-19 dependerán, en gran medida, de la capacidad de respuesta de las instituciones educativas? En este blog te entregamos algunos consejos para mejorar la retención universitaria en tu organización, que esperamos te sirvan de ayuda durante esta situación de excepcionalidad.

Cada año el sueño de cientos de miles de estudiantes de finalizar sus estudios de Educación Superior y Continua se rompe en pedazos. La deserción estudiantil es, en condiciones normales, un problema de dimensiones significativas que tiene efectos devastadores en los alumnos y también en las instituciones educativas, que buscan incansablemente maneras de combatirla y aumentar la retención estudiantil.

Sin embargo, el problema repercute más allá de los sueños de los estudiantes y sus familias. Organizaciones como la UNESCO, la OECD o el Banco Mundial llegan a situar las tasas de abandono prematuro de los estudios universitarios en torno al 31% de media, lo que también afecta de forma muy negativa al desarrollo económico y social de los países, en especial de aquellos que se encuentran en vías de desarrollo. En Latinoamérica sólo la mitad de los estudiantes terminan sus estudios.

Algunas de las causas de la elevada tasa de abandono en América Latina y el Caribe que esgrime el Banco Mundial en un comunicado de prensa son: falta de preparación académica en la escuela secundaria, falta de medios económicos, larga duración de algunos programas, así como la falta de flexibilidad para cambiar de carrera.

Ahora, con el virus del Covid-19 haciendo estragos en prácticamente todos los rincones del planeta, ¿es posible que empeoren las tasas de deserción universitaria? La respuesta es, desafortunadamente, afirmativa. Un informe del Instituto Internacional de la Unesco para la Educación Superior en América Latina y el Caribe (UNESCO IESALC) sobre los efectos del COVID-19 en la Educación Superior señala que “a corto plazo habrá un número de estudiantes que ya no volverán a las aulas y cuyo porcentaje es difícil de estimar”.

Las razones detrás de este comportamiento son múltiples, pero “la primera y más fundamental será de orden económico”, destaca el informe. La pandemia y las condiciones excepcionales del confinamiento en la mayor parte de los países ha supuesto un golpe muy duro para la economía de un gran porcentaje de familias que ahora dudan de su capacidad para afrontar los pagos del próximo semestre. Ante esta situación, los alumnos podrían optar por congelar uno o dos semestres o bien posponer del todo la etapa universitaria.

En este sentido, una reciente encuesta de la empresa de rankings educativos Niche señala que el 93% de los estudiantes universitarios o de grado de EEUU estaban preocupados acerca de cómo financiar su educación. Aunque la encuesta se limite al país norteamericano, este dolor de cabeza es, como la pandemia, un problema de carácter global.

Como consecuencia de esto, las proyecciones más pesimistas indican que las matrículas en la educación presencial se reducirán en un 60%, dependiendo de los estudios. Otras más optimistas, como la mencionada encuesta de Niche, consideran que sólo el 20% de los alumnos está pensando en cambiarse de universidad o congelar un semestre. Ahora bien, un 70% señaló que su decisión de matricularse el próximo semestre dependería de cómo la universidad afronte la situación durante la pandemia. Por tanto, las tasas de retención y persistencia de los estudiantes dependerán, en gran medida, de la capacidad de respuesta de las instituciones educativas frente a esta situación de excepcionalidad.

¿Cómo pueden las universidades mejorar la retención estudiantil?

1. Ofreciendo asesoramiento financiero a los estudiantes sobre condiciones de pago de la universidad o acerca de ayudas gubernamentales como consecuencia del COVID.


2. Construyendo relaciones con los estudiantes a través de la comunicación y utilizando todos los medios (virtuales o presenciales) disponibles: como, por ejemplo, entrevistas personales, eventos en línea, redes sociales, etc.


3. Invirtiendo en contenido para redes sociales con el objetivo de fomentar el sentimiento de pertenencia a la organización educativa.


4. Identificando, a través del big data o de modelos predictivos, las señales de alerta tempranas que muestren la situación de los estudiantes de forma individual. Esto permitirá proporcionarles, a la menor señal de riesgo de abandono, la atención y soluciones personalizadas que necesitan.

5. Integrando al departamento financiero en la gestión de los estudiantes, especialmente de aquellos que estén en situación de riesgo.

6. Preparándose para atender el posible aumento de solicitudes de traslado procedentes de otras instituciones educativas.

7. Buscando acuerdos con proveedores de e-learning para examinar y mejorar, a través de su experiencia, la educación en línea, virtual o mixta que proporcione la institución a los estudiantes.

Conclusión

Las organizaciones educativas deberían utilizar todos los medios a su alcance, incluyendo un seguimiento personalizado de los estudiantes, especialmente de los más vulnerables, con el objetivo de evitar que se produzca un fenómeno de desafección con su institución y aumentar la retención estudiantil. El informe de la UNESCO mencionado anteriormente advierte de que los estudiantes que no hayan contado con un seguimiento de este tipo “probablemente se irán desenganchando del ritmo académico y aumentando su riesgo de abandono”.

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