alumno estresado tomándose la cabeza

Los costos ocultos de la sobre intervención a estudiantes en la educación superior

¿Estás midiendo de forma adecuada las intervenciones de retención en tu institución? ¿Has escuchado hablar de la sobre intervención? Ojo, porque si no las mides o estás analizando sus resultados, podrían tener efectos perjudiciales para la motivación del estudiante y del personal.

Las intervenciones sobre aquellos estudiantes que reciben alertas o “nudges”, es decir, pequeños mensajes dirigidos para ofrecerles servicios de apoyo o guiarlos en determinados momentos de su viaje educativo, junto con programas de mentorías, tutorías o nivelamientos pueden determinar el éxito estudiantil. La idea es conseguir estimular a los alumnos para que modifiquen comportamientos negativos, motivarlos y que soliciten ayuda cuando más lo necesiten a través de los canales apropiados de su institución educativa. Por eso, las IES utilizan estas intervenciones, en mayor o menor medida, para entregarles valor en un momento concreto y tratar de reducir el riesgo de fuga.

Los alumnos, por su parte, valoran estas acciones como “muy” o “extremadamente” útiles, tal y como indica un informe de EDUCAUSE sobre éxito estudiantil publicado en 2020. Sin embargo, el mismo informe advierte de que las alertas y “nudges” relacionados con aspectos académicos, como son la falta de asistencia, la obtención de notas bajas, retrasos en la entrega de trabajos, etc. se enfocan de manera abrumadora en los aspectos negativos. Y señala que si este tipo de acciones pretenden cambiar el comportamiento del estudiante de forma positiva, quizás se necesita utilizar más “zanahorias” (en lugar de tantos “palos”), dado que “los mensajes negativos sobre las deficiencias de los estudiantes pueden ser desmoralizantes y/o desalentadores, produciendo resultados opuestos a los previstos”.

La sobre intervención a estudiantes y sus riesgos

Mario Schiappacasse, Chief Data Science Officer de Nimbi, coincide con este punto de vista y advierte, además, sobre la cantidad de intervenciones a realizar. “Sobre tratar al estudiante podría hacerlo sentir que está en una situación de fracaso y desmotivarlo”. La clave de que esto no ocurra, dice, está en cómo medimos el impacto y la interacción del alumno con el tratamiento y con el conjunto de tratamientos que pueda recibir”. Porque si a un mismo alumno se le envía un correo, varios SMS y luego se interviene para que reciba asesoría con un psicólogo, quizás todo este conjunto de cosas pueda tener el efecto contrario al pretendido. “Habría que ver si este tratamiento onmicanal puede llegar a ser incluso negativo”, señala.

Y es que las instituciones pueden caer en la tentación de sobre intervenir a sus alumnos con el noble objetivo de apoyarlos para que no abandonen sus estudios. Pero el desconocimiento sobre qué tipo de intervenciones están funcionando y cuáles no están surtiendo efecto puede llevar a aplicarlas todas de forma indiscriminada, lo que en última instancia podría tener un costo económico alto y de agotamiento para el alumno.

La receta son las métricas

La receta para este tipo de ineficiencias son las métricas, destaca Juan Pablo Courbis, CEO de Nimbi. “Hay que medir las intervenciones para que no se produzca el problema de que se generen muchas sin conocer su resultado. Si se cruzan las métricas con la intervención, en todo momento se sabe cuál es la situación real de los alumnos. Por tanto, es imprescindible definir un objetivo por estudiante y medir las metas establecidas en una ventana de tiempo concreta porque así se puede cambiar el rumbo de la estrategia sobre la marcha”, señala.

Por último, el CEO de Nimbi advierte de que no sólo los estudiantes pueden dar señales de agotamiento, también el personal encargado de la retención y gestión de éxito estudiantil. “La solución está en enfocarse en el resultado constante, a diario. No puede medirse la retención una vez al año o al finalizar el curso o semestre”.

En conclusión, la estrategia de retención a través de la sobre intervención a estudiantes puede ser un arma de doble filo si no se mide de forma adecuada.

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